Muchos empresarios, cuando piensan en la contabilidad, ven algo que es obligatorio y cuya única utilidad es la de poder cumplir con la legalidad, presentar los impuestos , llevar un registro histórico de lo que la actividad de la empresa…, en definitiva, lo ven más como un problema que como una herramienta que pueda ayudarles en la toma de decisiones.
Cuando me encuentro con alguno de estos empresarios lo primero que pienso es que no sabe qué es la Contabilidad Analítica, que sólo conoce la contabilidad financiera.
La contabilidad financiera es, en realidad, una contabilidad sometida a normas, es un método de registro de transacciones, regido por una serie de principios y de normas de valoración que sirve como carta de presentación de la empresa frente a terceros. Además, tiene obligaciones respecto de la cuenta de pérdidas y ganancias y del balance.
Por su parte, la contabilidad analítica no sigue ninguna normativa y su principal función es la de ayudar al empresario en la toma de decisiones. Es la herramienta con la que distribuir gastos e ingresos según las necesidades del negocio, por ejemplo, en sectores de actividad, líneas de negocio, productos, departamentos, clientes, zonas geográficas, etc, que permitan tener visibilidad sobre qué y cómo lo está haciendo la empresa en cada departamento, actividad, producto, etc., y poder así tomar la decisión adecuada en el momento adecuado.
Sin embargo, la mayor parte de las PYMEs, ya tengan la contabilidad externalizada o no, la contabilidad que llevan es una contabilidad financiera que es, por otro lado, para la que están formados y preparados el 90% de los contables de este país.
Sin revelar más datos de los estrictamente necesarios, vamos a contaros una experiencia propia. Hace unos años, en plena crisis, llegamos a un cliente del sector construcción que, como consecuencia de las de sobre conocidas dificultades en su sector, decidió diversificar su actividad. El principal problema de partida con el que se encontró es que el equipo con el que contaba estaba preparado para llevar una contabilidad financiera, pero que nada sabían sobre contabilidad analítica. Aun así, se lanzaron hacia adelante, diversificando su actividad en 8 líneas de negocio de diversa índole, sin saber dónde y cómo perdían dinero y con unas pérdidas cada vez más inasumibles y con una situación de liquidez y solvencia cada vez más delicada.
Tras comprobar que era un salto al vacío, la solución adoptada fue la implantación de una contabilidad analítica que les permitió ver en qué actividades estaban ganando dinero y en cuáles se estaba perdiendo. El proyecto constó de tres fases, una primera de análisis de información, una segunda de diseño de la cuenta, de los sistemas de imputación y reparto de ingresos y costes y una tercera de formación al equipo. Desde ese momento el proceso de toma de decisiones cambió de manera radical y hoy en día todas esas dificultades quedaron definitivamente atrás. Con nuestra ayuda, ahora son capaces de tomar decisiones con información útil y completamente adaptada a sus necesidades, cerrando cada mes y teniendo completamente implantados internamente procedimientos clave de su éxito. Ahora mismo son capaces tras cada cierre mensual, de entender cómo va cada línea de negocio y tomar las decisiones adecuadas.
Ellos, y probablemente tú una vez que hayas leído estas líneas, no serás nunca más uno de los que piensen que “la contabilidad no sirve para nada”, y sino analiza a las grandes empresas y a las multinacionales, o a los casos de éxito en entidades más pequeñas a tu alrededor.
Que tengas un buen día, gracias por leernos.
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